Ya volvemos a la rutina después de pasar unos días en Santander. Ya os he dicho que la mami humana es de allí y cada vez que podemos, nos escapamos unos días porque, aunque digan que llueve mucho, no es verdad del todo. Yo puedo asegurar que en un mismo día puedes tener las cuatro estaciones, por eso es tan verde y esponjoso todo. Esta semana os enseñaré algunos rincones en los que hemos estado.
Soy tan feliz allí: vamos a la playa, a la montaña, al parque de al lado de casa, al monte, descubrimos sendas costeras, huelo rastros en los prados, los abuelos humanos me dan de comer de su comida aunque mis papis les riñen por hacerlo, voy a visitar a los tíos, que tienen una perrita miedosa y la chuleo comiéndome su comida y jugando con su peluche, voy casi todo el día suelto, me dejan dormir en su cama y hace más fresquito que en casa. Por eso, siempre que volvemos, me quedo un poco triste y ayer estuve muy apático, no me apetecía hacer nada, sólo quería curar mis agujetas de felicidad.
Rock&Guau!
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