Acabo de volver del paseo matutino con el papi y no nos ha pillado la lluvia por los pelos. Perrunamente, no me gusta la lluvia porque me riza el pelo y me ensucia la barrigota. ¡Soy tan bajito! Ya sé que me encanta nadar, mojarme en las fuentes, jugar a las pistolas de agua, pero la lluvia no. Soy así de puñetero.
Lo que me preocupa es que ahora la mami se va a trabajar. Espero que no se moje mucho, aunque como es de Santander, sé que siempre lleva un paraguas en su bolso, que algo hará.
Me he tumbado en la ventana a ver cómo llueve a calderos y parece que hoy no va a amanecer en todo el día, así que cerraré un poco los ojos, dormitaré y me acordaré del itsmo de Pâpoa en Peniche con las islas Berlengas al fondo y sus maravillosos atardeceres. Qué guay es estar de vacaciones.
Rock&Guau!
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