Pues sí, amigos, quiero hacer una denuncia sobre cómo el trato a los perrines en vez de evolucionar, involuciona. Este 2017, los papis se han dado cuenta de que en lugares donde podíamos ir a pasear o jugar sueltos, ahora está completamente prohibido. Esta imagen es en el valle de Inclés, un lugar en plena naturaleza, donde hay varios senderos y la normativa (que los papis se la saltaron a la torera por considerarla absurda) era que teníamos que ir atados y con multas de entre 100 y 300 euros si nos hacemos caca en el monte. Sí, sí, como lo leéis, en el monte. Porque claro, la fauna local como jabalíes, corzos, liebres, zorros, vacas, caballos... también hacen sus necesidades en el monte, pero claro, la caca de los perrines debe de ser diferente. Los papis pueden entender que según que perrines se pongan nerviosos con la presencia de otros animales, pero ya están sus humanos para saber cómo reacciona cada perrín y saben si lo pueden llevar suelto o no.
En fin, que como dice la mami, la estupidez humana no tiene límite.
Rock&Guau!
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