¡Oh, yeah! Esta es la vida dura del perrín viajero, lo que implica muchos baños en el mar, río, charca o incluso una balsa llena de barro es válida (con esta última los papis no están muy de acuerdo); y después, bien rebozado en la arena, preparado para ser una croqueta de cuatro patas.
También es cierto que me salen magañas de los ojos llenas de arena, pero compensa.
Rock&Guau!
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