7 mar 2017

Me he convertido en nanny

Aquí me tenéis cuidando a la hermanita humana mientras ella se dedica a meter sus manitas en la arena y a tirarla para todos lados. Al principio no me gustó que estuviera en casa porque lloraba como un conejo y hacía ruidos que me ponían muy nervioso, pero ahora ya no podría vivir sin ella. Es tan bonita y alegre que a veces, yo tengo que huir porque se emociona y me agarra fuertemente de las orejas o el rabo, aunque me encanta jugar con ella a hacer el bruto con nuestro muñeco compartido. Además, me deja algunos de sus juguetes para que yo juegue. Ya he roto varios porque también me emociono mucho y los papis me riñen, pero sé que en el fondo les da un poco igual.
¡Es que me la comía a lametones!
Rock&Guau!

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